Pero es fácil de comprender ahora, no antes, en estos momentos que pierdo todas las oportunidades presentes, tras haber dejado pasar muchas, lenta y sofocantemente, por no tener claro que alma me gustaba más ni que ojos me volvían más loca. he perdido el tiempo preguntándome que camino escoger, quejándome a mí misma de no poder tomar los dos unas veces, y otras desechando cualquier posibilidad, ante el desolador sentimiento de fututro rechazo.
Así que he ahí el problema, he diluido la arena del reloj, ni tan siquiera la he derramado, sino que he conseguido que se deshaga en poco más que vapor, en poco más que suspiros.

Y ahora que al fin me doy cuenta de esto, para un caso me falta confianza y para el otro me asusta el exceso de la misma, con lo que me sumerjo de nuevo en paranoias pesimistas y desagradables.
Pero ahora da igual; de uno ya obtuve el rechazo; del otro ya no tengo tiempo. Creo que sería mejor extender las alas y volar, volar tan alto y tan lejos que todo quedara atrás para siempre, sin miradas de añoranza, porque el vientos ayudaría a borrar todos estos malditos pensamientos.
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